Episodio: “Cuando el silencio me enseñó a seguir”
Hay noches en las que el silencio pesa. No es el silencio normal, ese que te acompaña cuando todos duermen. Es otro, uno que llega después de que la vida te rompe en un lugar donde jamás pensaste que podía romperse: perder a la mujer con la que construiste un hogar, una historia, unos hijos.
Muchos hombres no lo dicen, pero ese silencio te deja caminando solo por dentro, aunque por fuera sigas cumpliendo, pagando cuentas, haciendo comida, ayudando con tareas. La vida no se detuvo contigo, aunque tú sí te detuviste un segundo por dentro.
Y en ese segundo se te mezcla todo:
el dolor, el enojo, la confusión, las ganas de salir corriendo, las ganas de olvidar, las ganas de no sentir nada por un rato.
A veces parece tan fácil: una salida rápida, una distracción, una noche que te saque del ruido interno.
Pero cuando eres padre, cuando llevan tu apellido unos hijos que también se quedaron sin ella, sabes que lo fácil no siempre es lo correcto.
Y ahí es donde mi mente no calla.
Me recuerda que no puedo soltarme solo porque hoy me siento derrotado.
Que quizás no tengo todas las respuestas, pero sí tengo algo más valioso: la presencia.
Porque ser hombre no es tragarse el dolor.
Ser hombre no es evadir.
Ser hombre, ahora, es quedarte.
Aunque duela.
Aunque te falte ella.
Aunque no sepas cómo se reconstruye una vida que se te fue de las manos.
He comprendido que no se trata de olvidar para seguir.
Se trata de seguir para que un día el recuerdo ya no duela tanto.
Poco a poco.
Paso a paso.
Sin salidas que compliquen lo que ya pesa.
Sin decidir desde el vacío.
Sin dejar que un mal día marque nuestras vidas, por una decisión no deseada.
Hoy entiendo que mi fuerza está en decir “no puedo solo”, en hablar, en pedir ayuda, en permitirme sentir sin destruirme.
Y lo más importante:
que caminar solo no significa quedarme solo.
Porque tengo hijos que también me acompañan, familia que me sostiene, y un futuro que todavía me pertenece.
Este episodio no es una respuesta.
Es una mano extendida para todos los hombres que están pasando por lo mismo.
Para que sepan que no son los únicos, que su dolor es real, y que no tienen que buscar escapatorias que rompan más lo que aún puede sanar.
Aquí seguimos.
Un día a la vez.
Respirando.
Recordando.
Sosteniendo lo que amamos.
Y aprendiendo a vivir con un silencio que ya no nos aplaste, sino que nos enseñe a seguir.

Se abrió la conciencia con una sola pregunta q tenía mil respuestas
ResponderBorrar