El amor de la familia

 

 Una analogía para imaginar el amor

A veces pienso que mi familia es como una gran canasta de mimbre tejida con hilos invisibles de amor.
Pero otras veces, la imagino como un jardín encantado,
donde cada miembro es una flor con su propio color,
una raíz profunda que se sostiene en la misma tierra.

También me gusta imaginarla como una constelación de estrellas:
algunas más cercanas, otras lejanas,
pero todas conectadas por un mismo cielo,
formando un mapa que solo el corazón sabe leer.

Cada día, sin saberlo, tejemos un universo.
Ponemos una risa, una palabra, una mirada, un silencio...
Y en esa trama de lo cotidiano, se construye lo sagrado.




No hay comentarios